El Linares se estrena en casa con un empate frente al CD Alcoyano (1-1) en un duelo igualado y de pocas ocasiones, en el que se impuso el orden táctico
La Primera RFEF Footters nada tiene que ver con lo presenciado en el Municipal de Linarejos hasta ahora, salvo aquellos ya lejanos play off de ascenso a Segunda A. Esta categoría es otra cosa. Cada pase, cada palmo de terreno ganado, cada avance y cada fallo condicionan el desenlace final de un partido.
El Linares y el CD Alcoyano constataron sobre el remozado césped de Linarejos la igualdad de un campeonato que se va a resolver por detalles. Este sábado en el estreno de los azulillos en casa se impuso el orden táctico de dos equipos parejos.
Quizá, a los de Sandroni, les faltó un último pase, pero ni uno ni otro descubrieron rendijas. El Linares hizo un ejercicio de reducción favorecido porque el Alcoyano jugó con el protagonismo de la pelota, aunque, bien es cierto, que los primeros minutos fueron de dominio local.
El duelo estuvo marcado por el respeto. Se decidió en la recta final, con un tanto de Juli en el minuto 86 que dejó helada a la bulliciosa afición minera, después de celebrar el testarazo de Lolo Guerrero, a la salida de un córner, un cuarto de hora antes.
Vicente Parras, técnico visitante, apostó por por una defensa de cinco -tres centrales-, una línea de cuatro en el centro del campo y Mourad como única referencia arriba. Mientras su homólogo en el banquillo local, pobló la medular de efectivos para romper cualquier atisbo de peligro sobre el área de Nauzet Pérez. En este punto, desentonó Marc Castells, impreciso en los pases y algo perdido sobre el terreno de juego. De ahí, que Sandroni lo dejara en la caseta en el descanso.
Los dos rivales se midieron una barbaridad y supieron anularse casi siempre. El Alcoyano estuvo más cerca del gol en la primera mitad ante un Linares al que le cuesta hacer fútbol, pero que goza de una buena capacidad defensiva.
Sin embargo, fue el cuadro azulillo el que gozó de la mejor ocasión del primer tiempo justo antes de embocar el túnel de vestuarios. Fran Carnicer puso un servicio medido al segundo palo, donde Lolo Guerrero se elevó sobre un campo de cabezas para rematar picado. El balón salió fuera, rozando la base del poste de la portería de José Juan.
La igualdad fue la tónica de nuevo en la segunda parte, si bien el empuje correspondió al Linares. Con la paridad reinante, Sandroni meneó el banquillos y dio entrada a dos delanteros, Hugo Díaz y Álvaro Barbosa, con la idea de que una genialidad en los últimos metros que pudiera cambiar el partido. Y, en principio, así fue. En un saque de esquina, Lolo Guerrero cabeceó a la perfección para introducir el esférico en la portería de José Juan.
El problema vino después. La salida de un tercer central, Andriu, restó mordiente al Linares y creció al Alcoyano que, poco a poco, fue acorralando a su rival hasta que Juli disparó ajustado al poste y el meta Nauzet no llegó a tiempo para despejar.
Con el tiempo cumplido, Barbosa estrelló la pelota en el larguero en un lanzamiento de falta que puso el corazón de los aficionados en un puño. No se le puede reprochar ni a un equipo ni a otro falta de ambición. Se anularon desde uno de esos partidos de pizarra, en el que venció el trabajo colectivo por encima de las individualidades. Lo que queda claro es que cada punto costará sangre, sudor y lágrimas.
Ficha técnica
Linares: Nauzet, Migue Marín, Marc Castells (Fran Lara, minuto 46), Josema, Rodri, Etxaniz (Andriu, minuto 77), Fran Carnicer (Barbosa, minuto 58), Lolo Guerrero, Fenoll (Rubén Sanchidrián, minuto 84), Perejón, Luis Castillo (Hugo Díaz, minuto 58).
Alcoyano: José Juan, Primi (Toni Abad, minuto 62), Blanco, Raúl, Fran Miranda, Pablo Carbonell, Imanol (Jona, minuto 76), Andy Escudero (Dani Vega, minuto 62), Ángel Sánchez (Javi García, minuto 46), Mourad, Lillo (Juli, minuto 76).
Goles: 1-0. Minuto 70: Lolo Guerrero. 1-1. Minuto 86: Juli.
Árbitro: Martínez Montalván (Murciano). Amonestó al local Lolo Guerrero y a los visitantes Ángel Sánchez, Primi, Raúl González y Pablo Carbonell.
CRONICA : EL OBSERVADOR