
El estadio de Linarejos volvió a vibrar con fuerza en el segundo partido de Liga, donde el Linares Deportivo se estrenó como local frente al Águilas CF. Fue una tarde cargada de emoción, fútbol y homenaje, en la que los azulillos mostraron superioridad durante gran parte del encuentro, pero la fortuna y los errores puntuales les negaron la victoria.
Desde el primer minuto, el Linares salió decidido a imponer su juego. En el 3’, Hugo Díaz tuvo la oportunidad de adelantar al equipo desde el punto de penalti, pero su disparo se marchó desviado, dejando al público con el grito de gol contenido.
El minuto 8 trajo uno de los momentos más emotivos de la jornada: todo Linarejos se puso en pie para rendir homenaje al eterno capitán, Fran Carles. Un gesto que recordó que este club no solo juega con balón, sino con corazón.
La presión azulilla fue constante. Jacker (12’), João Paulo (38’) y Alberto Fuentes (45’) lo intentaron con disparos que rozaron el gol, mientras el Águilas acumulaba tarjetas y se mostraba más conservador. El descanso llegó con una sensación clara: Linares merecía ir por delante, pero el marcador seguía en tablas.
El segundo tiempo mantuvo la intensidad. Los cambios tácticos dieron aire fresco al equipo, y en el 62’ llegó el premio: Israel Cano, recién ingresado, marcó el 1-0 que desató la euforia en Linarejos.
Pero el fútbol tiene sus giros inesperados. En el 68’, Javi Pedrosa aprovechó una acción aislada para igualar el partido. El Linares siguió insistiendo, con ocasiones de Cano (81’) y una salvada providencial de Diego Barrios (87’), pero el empate fue inevitable.
El entrenador visitante fue claro en su análisis: “La primera parte no la quiero ni para mí ni para mi vestuario”. Señaló la falta de actitud, intensidad y concentración como claves que condicionaron el partido. Reconoció errores individuales y colectivos, pero también valoró la reacción del equipo en la segunda mitad.
“Los últimos diez minutos fueron nuestros”, afirmó, destacando la sensación de peligro y el empuje final. Sin embargo, insistió en que en esta categoría, desconectar 30 segundos puede costar caro.
El técnico cerró su reflexión con una mirada al calendario: “Octubre es clave para empezar bien. A partir de noviembre y diciembre se ve quién está para competir de verdad”. El Linares Deportivo sigue en construcción, buscando identidad y regularidad, pero con la certeza de que el trabajo y la autocrítica son el camino.
El entrenador Local Pedro Diaz : El encuentro estuvo marcado por un constante intercambio de golpes tácticos. Los cambios introducidos por el Linares buscaron dinamismo y profundidad, y en muchos tramos del partido se logró llevar el juego al límite. Sin embargo, el rival también supo responder, especialmente con la entrada de Harper, que encontró espacios y generó peligro con facilidad.
“Hoy era perder el balón y correr detrás de él”, reconocía el técnico, señalando la falta de control en momentos clave. La intención era clara: ganar el partido, meter gente ofensiva y cargar el área. Pero el fútbol, como tantas veces, no premió la propuesta más valiente.
Uno de los mensajes más contundentes fue la importancia de vivir el partido con intensidad total. “No se puede desconectar ni 30 segundos”, afirmó el entrenador, consciente de que en esta categoría tan igualada, cualquier despiste puede costar caro.
La segunda parte mostró una ligera mejoría, con más control y algunos ajustes tácticos que permitieron al equipo recuperar terreno. Pero el daño ya estaba hecho, y aunque se intentó hasta el final, el empate fue el resultado definitivo.
El técnico no escondió su malestar: “Me jode mucho porque todo cambia con pequeños detalles”. Reconoció que algunos jugadores estaban cansados, que hubo errores en la toma de decisiones y que el equipo no logró imponer su estilo como se esperaba.
A pesar de todo, también hubo aspectos positivos: “Se han visto cosas buenas, jugadores que han entrado bien y momentos donde el equipo fue reconocible”. Pero en el fútbol, la falta de intensidad y claridad se paga caro.
El Linares Deportivo sigue en la pelea, consciente de que cada partido es una batalla táctica y emocional. El equipo tiene talento, pero necesita afinar su concentración y mantener la intensidad durante los 90 minutos. El camino es largo, y cada jornada es una oportunidad para crecer, corregir y competir.