Entrevista a Israel Garcia Fernandez

 

Israel García Fernández es un joven entrenador que vive el baloncesto con pasión, entrega y compromiso. Formado en Linares, comenzó su trayectoria como segundo entrenador junto a José Miguel en el Cablinares , referente provincial, quien le transmitió la vocación por la dirección técnica. Desde entonces, Israel se ha consolidado como un técnico cercano, con una filosofía clara: intensidad, formación de valores y confianza en la cantera.

Actualmente lidera el Mar Fotovoltaicas Linabasket Club en la Liga Nacional, apostando por un modelo de trabajo basado en el esfuerzo colectivo y en el desarrollo de jóvenes talentos de la ciudad. Ha sido protagonista de momentos históricos como el ascenso a Liga Nacional, la medalla de bronce con la selección provincial tras la pandemia, y la participación en campeonatos andaluces con equipos formados por jugadores locales.

Su estilo se distingue por la agresividad defensiva, velocidad en el juego y conexión emocional con el grupo. Más allá de los resultados, Israel valora la formación humana de sus jugadores, convirtiéndose en un referente para la cantera y para todo el baloncesto linarense.

En abril de 2024, lideró al equipo en el Campeonato de Andalucía Junior Masculino, logrando una victoria contundente por 94-67 ante el PDM Aljaraque. También fue clave en la medalla de bronce obtenida por la selección de Jaén en el Campeonato de Andalucía A8 infantil masculino, donde dirigió a un grupo de jóvenes talentos de Linares.

Se ha mostrado como un técnico apasionado, con capacidad de análisis y liderazgo, destacando por su cercanía con los jugadores y su visión táctica

¿Cuál es tu filosofía como entrenador?

Mi estilo se basa en intensidad, velocidad y presión constante. Me gusta que mis jugadores entren al campo con mentalidad agresiva, tanto en defensa como en ataque. Priorizo un juego rápido, dinámico, con transiciones cortas y múltiples ofensivas que sorprendan al rival.

Defendemos alto, desde el primer pase del contrario, corremos cada pelota como si fuera la última y no bajamos el ritmo en ningún momento.

Para mí, el esfuerzo y la actitud marcan la diferencia. Ese es el ADN de mis equipos: intensidad al máximo, todo el tiempo.

¿Cómo preparas los partidos importantes?

Cuando termina un partido, inmediatamente empiezo a preparar mentalmente al equipo para el siguiente desafío. Les hablo sobre el próximo rival, enfoco sus pensamientos en la importancia del encuentro y les transmito la intensidad que requerirá. Los primeros días de la semana trabajamos con nuestras rutinas normales, pero ya orientadas hacia los aspectos clave del próximo partido.

A partir del jueves, introduzco el análisis del rival: les presento los puntos fuertes y débiles que hemos detectado y comenzamos a enfocar los entrenamientos en situaciones específicas que queremos controlar o explotar. Vamos ajustando pequeñas rotaciones, corrigiendo detalles y afinando lo táctico.

Me gusta cerrar la semana juntándome con el grupo el viernes o el día previo al partido. Ese momento no solo sirve para ultimar detalles, sino para reforzar el sentido de equipo. Es ahí donde empieza a construirse la mentalidad con la que salimos a competir.

¿Qué importancia le das a la cantera?

En nuestro proyecto, la cantera no es solo una parte del club, sino su esencia. Creemos firmemente que el equipo de mayor categoría debe construirse sobre el talento local, formado desde abajo, con tres o cuatro jugadores de la casa como núcleo fundamental. Esos jóvenes no solo aportan calidad, sino también identidad y compromiso.

La vida de un club está en su cantera. Sin ella, el presente puede sostenerse, pero el futuro se debilita. En nuestro equipo de Primera Nacional, apostamos por la juventud como motor. Contamos con varios jugadores salidos directamente de nuestras categorías inferiores que hoy forman parte activa del proyecto. Son el reflejo de nuestra visión: formar, creer, confiar y dar espacio.

 ¿Cuál ha sido tu momento más especial como entrenador?

Hoy, como entrenador, valoro profundamente haber tenido la oportunidad de formarme como segundo al lado de uno de los grandes referentes de nuestra provincia: José Miguel, en CAB Linares. Esa etapa fue clave en mi crecimiento personal y profesional.

Me llena de orgullo recordar el cuarto puesto en el  Campeonato de Andalucía Mini femenino en Sanlúcar de Barrameda, al que asistimos con una generación de jóvenes extraordinarias jugadoras : Esther Ibanco, Carmen Caparrós, María Armijo, Candela Serrano, Carmen Barrero, Natalia Palomares, Feysse Quintana, Elena Vargas, Paula Moya, Rocío Plegazuelos, Rosa y María López. Aquella experiencia nos marcó a todos por su entrega, alegría y espíritu competitivo.

También viví momentos históricos junto a la selección de Jaén, consiguiendo la primera medalla después del COVID, nada menos que un bronce en Cazorla—la única que hemos logrado como selección provincial. Sumamos el ascenso a Liga Nacional con un equipo completamente formado por jugadores júnior y un meritorio cuarto puesto en el Campeonato de Andalucía del año pasado.

Pero lo que más me llena como entrenador no son los trofeos ni las estadísticas, sino haber contribuido a formar a estos jóvenes como personas. Ayudarlos a crecer, enseñarles valores, y verlos convertirse en buena gente es, sin duda, el mayor logro de todos.

¿Qué consejo darías a futuros entrenadores?

Mi recomendación para quienes quieren formarse como entrenadores es clara: que se empapen de diferentes estilos, que vean muchos entrenamientos, escuchen a muchos técnicos y se atrevan a absorber lo mejor de cada uno. Y, por encima de todo, que no pierdan su esencia: ser ellos mismos y mantenerse fieles a su forma de entender el juego.

El mejor consejo que recibí cuando empecé fue este: “Lo más importante es el conocimiento, pero más importante aún es saber transmitirlo.”

¿Qué te motivó a convertirte en entrenador de baloncesto?

Mi amor por el baloncesto nació gracias a José Miguel. Tuve la suerte de comenzar como segundo entrenador a su lado, y fue él quien me transmitió el entusiasmo, la entrega y esa chispa especial que tiene este deporte. Él me metió el «gusanillo», como solemos decir, no solo por el baloncesto, sino por todo lo que significa ser entrenador: formar, liderar y compartir.

 

 ¿Cómo manejas los momentos difíciles durante la temporada?

Siempre he creído que pedir consejo a entrenadores con más experiencia es una de las herramientas más valiosas que tenemos. Hablar, escuchar y compartir ideas me ha permitido anticiparme a muchos problemas, y cuando han surgido, buscar soluciones con cabeza y calma. La comunicación fluida con el equipo y con otros profesionales del baloncesto es parte esencial de mi forma de trabajar.

Por suerte, he vivido pocas situaciones complicadas, porque las cosas han ido bien. Pero cuando han aparecido los retos, he aprendido que detenerse a analizar, observar y buscar apoyo es lo que marca la diferencia. La experiencia no solo se vive, también se aprende a través de los demás.

 ¿Dónde entrenaras la próxima temporada?

Seguiré entrenando la próxima temporada en el Mar Fotovoltaicas Linabasket Club, dentro de la Liga Nacional.

Es el lugar donde me siento más cómodo, tanto profesional como personalmente. Aquí está mi casa, mi gente y mi residencia.

Formar parte de este proyecto me motiva cada día y estoy con ganas de seguir creciendo junto al equipo.

¿Crees que el Linabasket tiene la situación económica para jugar en liga nacional?

El Linabasket no dispone de una gran estructura económica como para afrontar con holgura la Liga Nacional. Evidentemente, para competir en esta categoría o incluso aspirar a algo más arriba , se necesita respaldo, patrocinadores y recursos que hoy el club no tiene.

Sin embargo, gracias a Dios, el club está saneado financieramente y ha sabido invertir de manera inteligente, especialmente en los chavales de la cantera. Se ha hecho un esfuerzo muy grande para contar con un equipo competitivo en Liga Nacional, que sirva de espejo e inspiración para esos jóvenes que vienen desde abajo.

Aunque nos gustaría contar con más recursos y posibilidades, con lo que tenemos no nos ha ido mal. La temporada pasada logramos la permanencia a falta de cuatro jornadas, y eso siendo nuestro segundo año en la categoría, es motivo de orgullo para todos los que formamos parte del Linabasket.

Estamos construyendo algo bonito: un club que, a pesar de sus limitaciones, apuesta por la formación, la pasión y el compromiso.

¿Habla alguna vez esa fusión que el baloncesto necesita en la ciudad ?

Ahora mismo, cada club tiene su propia visión y filosofía, pero estoy convencido de que, con el paso del tiempo, llegará el entendimiento entre ambas directivas y acabará produciéndose esa unión. Mientras tanto, tanto CAB Linares como Linabasket continúan trabajando por separado, viviendo y transmitiendo el baloncesto de Linares desde sus propias formas de hacer las cosas.

Lo importante es que hay buena sintonía entre los dos clubes, y eso se nota en los gestos que ayudan al día a día: la cesión de pistas para partidos o entrenamientos, el respeto mutuo y la colaboración cuando hace falta. En una ciudad con recursos limitados, que ambas entidades se apoyen demuestra que lo que importa de verdad es el baloncesto y sus jugadores.

Desde mi experiencia, solo puedo decir que es cuestión de tiempo. Porque cuando hay respeto, esfuerzo y una pasión compartida, los caminos inevitablemente se cruzan.

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