Hoy toca hablar de una historia que va más allá del deporte. Una historia de esfuerzo, talento y arraigo. La protagonista: Roxana Ana María Istrate, una jugadora de tenis de mesa que, aunque nació en Rumanía, lleva el alma teñida de azul linarense.
De Rumanía a Andalucía: una apuesta por el sueño
Roxana llegó a España con solo 24 años, cargada de ilusión y con una paleta de golpes que ya hacían temblar a sus rivales. Fichó por el Tecnigen Linares, y desde entonces, no ha hecho más que dejar huella. Hoy, con 31 años, lleva 7 temporadas en la ciudad, y no hay quien no la considere una linarense más.
Respeto, admiración y cariño
En el club, Roxana no solo es una referente por su juego. Es querida, admirada y respetada por todos los deportistas que comparten vestuario con ella. Su entrega, humildad y liderazgo natural han hecho que se gane un lugar especial en el corazón del RCTM Linares.
De descenso a Europa: una historia de superación
Tras el descenso de categoría, Roxana se mantuvo firme. Jugó 5 temporadas en el Tecnigen Linares, y en las dos últimas, defendió los colores del CD Indiana, donde logró mantener la categoría en la Superdivisión Femenina. Este año, el reto es mayor: competirá en la Liga Europea, llevando el nombre de Linares a lo más alto del continente.
Una carrera de leyenda
Con 23 años como profesional, Roxana está considerada como una de las mejores jugadoras de tenis de mesa en España, aunque mantenga ficha de extranjera. Su palmarés en Linares habla por sí solo:
Campeona de la Superdivisión Femenina
Subcampeona de la Copa de la Reina
Cuartos de final en la Liga Europea
Mucho más que una jugadora
Roxana Istrate no solo ha elevado el nivel competitivo del club. Ha sido ejemplo de integración, constancia y pasión. En cada partido, en cada entrenamiento, demuestra que el tenis de mesa no entiende de fronteras, y que el talento, cuando se mezcla con el corazón, puede conquistar cualquier ciudad.
Linares tiene una campeona. Y se llama Roxana.