
En una jornada marcada por la intensidad y el desequilibrio competitivo, Roxana Istrate se erigió como la gran figura del día, firmando dos victorias individuales de enorme peso ante rivales de primer nivel. Su actuación, sólida y decidida, contrastó con los tropiezos de sus compañeras, que no lograron sumar puntos en sus respectivos duelos.
La rumana abrió la serie con una exhibición de autoridad frente a Karoline Mischek, a quien doblegó por un rotundo 3-0 (11-8, 11-4, 11-6). Precisa en el servicio, agresiva en el juego corto y firme en los intercambios largos, Istrate no dio opción a su rival.
Pero su verdadero desafío llegó más tarde, ante Liu Yuan, una jugadora de gran experiencia y temple. El duelo fue vibrante, con alternancia en el marcador y momentos de máxima tensión. Istrate cedió el segundo set, pero reaccionó con inteligencia táctica y fortaleza mental para cerrar el partido por 3-1 (11-7, 6-11, 11-6, 11-7), desatando la ovación del público presente.
La jornada fue menos favorable para Sara Suárez, quien cayó en sus dos compromisos. Primero ante Liu Yuan (0-3: 5-11, 6-11, 8-11), y luego frente a Mischek (0-3: 5-11, 8-11, 5-11), en partidos donde la iniciativa rival y los errores no forzados marcaron la diferencia.
Blanca Muñoz, por su parte, ofreció resistencia ante Nicole Galitschitsch, logrando adjudicarse el tercer set con autoridad. Sin embargo, la austríaca impuso su ritmo en los momentos clave y se llevó el partido por 1-3 (6-11, 10-12, 11-8, 6-11).
El equipo cerró la jornada con dos victorias individuales —ambas de Istrate— y tres derrotas, en una serie que deja luces y sombras. La actuación de Roxana Istrate refuerza su papel como líder indiscutible del grupo, mientras el cuerpo técnico deberá ajustar dinámicas y estrategias para recuperar el equilibrio competitivo.
La próxima jornada será clave para medir la capacidad de reacción del equipo y consolidar el crecimiento de sus jóvenes promesas.
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