En un año en el que la Ehunmilak se presentaba más desafiante que nunca, la historia de un titán ha dejado a todos sin palabras. A pesar de las duras condiciones meteorológicas que obligaron a modificar el recorrido y retrasar la salida, Serafín Moreno Manzano ha escrito un nuevo capítulo en su leyenda, demostrando que la verdadera fuerza se encuentra en el corazón.
El ‘León de Cadiar’, como lo conocen sus compañeros, completó los 125 km de esta mítica ultra en 20 horas y 16 minutos, una hazaña que va más allá de los números. Con un desnivel positivo de 6.000 metros, la prueba se convirtió en una batalla épica contra la montaña y contra sí mismo, pero Serafín lo afrontó con una entrega, un coraje y una humildad inquebrantables.
Su llegada a la meta en Beasain no fue una simple culminación de la carrera, sino una explosión de emoción y satisfacción que resonó entre los aficionados. A pesar de las adversidades, Serafín cruzó la meta con una sonrisa, demostrando que su espíritu es indomable. Su increíble puesto 26º en la clasificación general es un testimonio de su dedicación y talento, pero lo que realmente importa es la inspiración que dejó a su paso.
Más que una carrera, la Ehunmilak fue para Serafín una prueba de carácter.
Cada zancada fue un rugido de superación, y cada kilómetro superado, una victoria personal. Su historia es un recordatorio de que las medallas y los tiempos son efímeros, pero el valor, la perseverancia y la capacidad de sonreír en las horas más oscuras, dejan una huella imborrable.
Porque al cruzar esa meta, Serafín no solo completó una carrera. Dejó una marca, hizo historia e inspiró a muchos. Una vez más, el ‘León de Cadiar’ rugió en la montaña, recordándonos que las mayores victorias no se miden en kilómetros, sino en la fuerza del espíritu.